Dientecillos

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lunes, 15 de agosto de 2011

Amistad arruinada

Estuvieron toda la tarde en una sala recreativa, malgastando el poco dinero que podían obtener de la paga de sus padres. Gable ganaba siempre en los juegos de disparos, en cambio, Elmer vencía en los de lucha. Pasaron una buena tarde de juegos, y decidieron volver a casa. Cogieron el tren de vuelta a casa y estuvieron hablando sobre cómo les gustaría que sacaran en poco tiempo un nuevo videojuego que estaban esperando que saliera a la venta.

Se encontraron con Bernice en la estación en la que bajaron. Al verla, Gable la saludó con un beso en los labios y un fuerte abrazo. Elmer miró a otro lado y, tras esperar un momento largo, durante el cual Gable y Bernice explicaron lo que habían hecho durante el transcurso del día, su amigo se despidió de él.

-¿Pero no ibas a venir al bareto con los de clase?-preguntó Elmer.

-Bueno, podéis quedar mañana-dijo Bernice con una sonrisa dibujada entre las mejillas. Feliz por haberse encontrado con su amado.

-Tú-señaló a Bernice-, a callar. Le he preguntado a Gable, no a ti.

-No le hables así-se separó de Bernice para acercarse a Elmer, amenazante.

-Lo que tú digas, tío. La verdad es que te has vuelto un blando. Encima abandonas a un amigo el día de su cumpleaños.

-Ya te dije que no podía quedar por la noche, y por eso hemos quedado esta tarde-explicó-. Además. Yo aún no he cumplido la mayoría de edad-añadió-, si aún me faltan unos meses para cumplir los 17...

-Excusas baratas para irte con la furcia de Darlene-gritó. A Bernice le cruzó la cara una sensación de tristeza.

-Retira eso-agarró a Elmer por la pechera, enfurismado.

-Pero si no he dicho nada malo-dijo, con voz trémula-. Desde que estáis saliendo, le dedicas tanto tiempo a ella que no tienes un momento para estar conmigo.

-¿Ah, no? Por eso he pasado la tarde entera en la recreativa, contigo.

-Para un día que quedamos...

Gable lo empujó, haciéndole caer de espaldas. Elmer se levantó cabreado. Le pegó un puñetazo en el estómago a quien lo había tirado al suelo. Bernice se acercó para ver si Gable se encontraba bien, pero Elmer le frenó el paso, haciéndole la zancadilla. Bernice cayó de bruces al suelo, raspándose las rodillas y las palmas de las manos debido a que intentó minimizar la gravedad de la caída. Elmer la dejó atrás y volvió hacia la posición de Gable, quien se había quedado sin respiración durante un momento, pero ya había recuperado fuerzas y se dirigía hacia él con un rostro marcado por la ira. Se propinaron fuertes golpes, los puñetazos y las patadas se volvieron fatigadas al cabo de un rato, cuando aprovecharon para tomar un respiro ambos. Bernice se pudo acercar a Gable por fin. Lo abrazó, con las manos ensangrentadas, y le acarició el rostro abullonado que le había dejado Elmer. Clavó la mirada en su adversario, quien no tardó en aproximarse a ellos con la intención de continuar con la riña. Bernice lo impidió poniéndose entre ambos. Elmer intentó apartarla, pero al ver que no podía, ya que insistió en permanecer en aquella posición y acabar con la pelea. Fue Gable quien la apartó con un suave gesto. La miró después con ternura y le besó la mejilla. Bernice se ruborizó. Elmer se crugió los nudillos y golpeó a Gable en las costillas. La chica cerró los ojos, conmovida por el dolor que debía haber sufrido Gable. Cuando los abrió, Elmer estaba en el borde del andén, pisando la espalda de su pareja. Ella se dirigió hacia ellos a prisa. Apartó a Elmer, para liberar a Gable de su ataque, pero con tan mala suerte que antes de separarse, Elmer le pegó una patada a su amigo en las costillas tirándolo a las vías.

-¿Por qué no te vas con él?-agarró a Bernice por el brazo y la lanzó a las vías para que se reuniera con Gable.

Bernice intentó levantar a Gable, quien yacía inconsciente debido a un golpe que se había dado al caer. No pudo con el peso, así que zarandeó el cuerpo de su chico hasta que éste dio señas de estar consciente. La gente que había en la estación los miraba, impactados por verlos en las vías del tren. Gable recuperó el conocimiento, y Bernice lo ayudó a incorporarse. Se acercaron al andén con tranquilidad, aunque ésta se evaporó cuando escucharon por megafonía que se acercaba un tren.

La gente susurraba, Elmer reía, pero nadie hacía nada por ayudarles. Al llegar al andén, Gable ayudó a Bernice a subir. Una vez estaba arriba, Elmer pareció acercarse para ayudar a su amigo a subir, pero en vez de esto, le deseó buena suerte a Bernice(dirigiéndose hacia ella como Darlene), y pegó un trago a una botella de agua que acababa de sacar de una máquina expendedora. Bernice se debatía con aquella situación. El esfuerzo le consumía, pero aún así no podía con el peso de Gable. Consiguió que subiera medio cuerpo, cuando el tren hizo aviso de entrar en la estación. El conductor tocó la bocina. La tensión se hizo mayor, haciendo que las manos de la chica resbalaran y Gable cayera de nuevo al foso. El nerviosismo hizo que Bernice se precipitara a por él. El tren se acercaba peligrosamente, así que Gable la empujó hacia atrás, devolviéndola al andén para que se salvara. Bernice tomó su brazo y tiró con toda la fuerza que pudo, aunque resultó ser inútil. El tren estaba demasiado cerca, así que no le quedaba otra oportunidad para sacarlo de allí. Agarró con ambas manos el antebrazo de Gable y tiró hacia su pecho. Elmer le pegó una patada en la espalda, haciendo que Bernice dejara ir lo que tenía agarrado con un grito de dolor. En el momemnto en que Gable se le escapó de las manos, un llanto empapó el rostro de la joven, ahogando un grito agónico y desesperado. Vio cómo el tren arrollaba la vida del chico que tanto amaba, desfigurándole el cuerpo y salpicando el foso con el color carmesí de la sangre.



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1 comentario:

  1. Elmeeeeeeeeeeeer eres un cabroooon!!

    No entiendo pq eres taaan taaan malnacido! T_T t lo juro, osea, eres un maldito hijo d perra...Una cosa es una paliza, unas patadas, unos puñetazos...la otra es matar a saco! TIO! lo tiras a la via, pateas a su novia, i lo dejas morir chafado como una crep!...yo...sq...yo...

    T_T awn

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