Dientecillos

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sábado, 27 de noviembre de 2010

Idilio deteriorado

Se estiró en el sofá y encendió la tele. Puso los pies, rebestidos con las botas llenas de barro, encima de la mesa que tenía delante. Pidió que se le trajera una cerveza fría y al instante su mujer le trajo una lata de la nevera. Louie la miró amenazante y le golpeó el dorso de la mano, haciendo que la lata cayera al suelo y rodara por debajo de la mesa. Un sonido metálico recorría el suelo mientras Helga callaba un grito.

-¿Crees que voy a tomar esa mierda?-vociferó Louie-Tráeme de la de importación, esa mierda es para los invitados.

La mujer fue a por una botella de cristal verdosa. El hombre se la arrebató de las manos y cambió de canal, allí donde emitían un partido de su equipo. Helga recogió la mesa y se sentó junto a él.

-No te acerques tanto. Es más, no te sientes, mujer. Aún tienes mucho que hacer en la casa. Y si ganan, ya sabes lo que significa. Habrá que celebrarlo con un buen polvo-palmeó la pierna de Helga, quien deseaba que perdieran el partido y su marido no apareciera en toda la noche-. ¿Sabes lo que me gustaría ahora? Que me hicieras una mamada. Vamos, no tienes que estar por la casa por un rato y con lo que te gusta, disfrutarás.

La verdad es que Helga odiaba hacer ese tipo de cosas, pero no podía negárselo a Louie. Cuando aún eran novios, ella cometió el error de decir que el sexo oral le gustaba y ahora lo estaba pagando. La verdad es que le gustaba el sexo oral, pero no de aquella manera. Hacía tiempo que la pasión por Louie se había apagado.

Helga le hizo la felación, pero por lo visto cometió el error de derramar un poco de cerveza sobre el sofá. Louie se puso hecho una furia y la apartó con fuerza. Ella quedó sorprendida al ver la reacción del varón. Se disculpó y fue a buscar un trapo a la cocina, aunque de camino, Louie le arreó un puñetazo en la espalda y la empujó, haciendo que Helga tropezara con el cubo de la fregona y éste se desbordara. Ella cayó encima del agua con fregasuelos, pero él en vez de ayudarla a levantarse o preocuparse de si se encontraba bien, se aprovechó de la situación. Le asestó una patada en el trasero y le tiró de los pelos. Le escupió y la violó allí mismo.

En ese mismo instante acababa de llegar su hija a casa, quien contempló -desde una distancia prudencial- como su padre hincaba las botas en las nalgas de su madre. Luego la obligaba a abrirse de piernas y le lastimaba el ano introduciendo su pene con brusquedad. Los agónicos gritos de Helga y su llanto estremecían a la pequeña Bernice, quien lloraba en silencio y sufría junto a su madre.

-Buenas, Bernice. Será mejor que recojas esto y ayudes a tu madre a arreglar la casa. Ella es la culpable de que no tengas la cena preparada. Me voy al bar, no me esperes despierta, zorra.


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2 comentarios:

  1. Su puta madre, tio, es que no hay ni un tío que se salve aquí, son todos aaagh odiosos -eso mola xD-

    Así me gusta, creando traumas a los niños! Pobre Bernice, en serio.
    *tira confetti por ver que los nombres que sugirió se han utilizado* YAYNESS!
    Pero no yayness por la pobre Helga ;____;
    A ver si Louie recibe una paliza mientras va/vuelve del bar y esas cosas *la la la*

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  2. sadfgfhgdsdfa por qué nos haces sufrir así?? ;__; (con esos textos, digo xD)

    joder qué hijo de la gran puta ¬¬

    en tu historia deberían ser todas lesbianas xDDDDD así no tendrían problemas.... jajajaja

    aish en fin, encima va y lo ve todo Bernice.. lo que le faltaba también u.uU

    SANGREEE QUEREMOS SANGREEEEEE!!! Ò.Ó

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